Poema
Si no te
sale ardiendo de dentro,
a pesar de
todo,
no lo hagas.
A no ser que
salga espontáneamente de tu corazón
y de tu
mente y de tu boca
y de tus
tripas,
no lo hagas.
Si tienes
que sentarte durante horas
con la
mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en
tu máquina de escribir
buscando las
palabras,
no lo hagas.
Si lo haces
por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces
porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes
que sentarte
y
reescribirlo una y otra vez,
No lo hagas.
Si te cansa
sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás
intentando escribir
Como
cualquier otro, olvídalo.
Si tienes
que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera
pacientemente.
Si nunca
sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero
tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia
o a tu novio
o a tus
padres o a cualquiera,
no estás
preparado.
No seas como
tantos escritores,
no seas como
tantos miles de
Personas que
se llaman a sí mismos escritores,
No seas soso
y aburrido y pretencioso,
no te
consumas en tu amor propio.
Las
bibliotecas del mundo
Bostezan
hasta dormirse
Con esa
gente.
No seas uno
de ellos.
No lo hagas.
A no ser que
salga de tu alma
como un
cohete,
a no ser que
quedarte quieto
pudiera
llevarte a la locura,
al suicidio
o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que
el sol dentro de ti
esté
quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea
verdaderamente el momento,
y si has
sido elegido,
sucederá por
sí solo y
seguirá
sucediendo hasta que mueras
o hasta que
muera en ti.
No hay otro
camino.
Y nunca lo
hubo.